La historia está llena de hermandades que cambiaron el mundo: los espartanos en las Termópilas, los caballeros de la Mesa Redonda, los fundadores de imperios que se forjaron en la adversidad. Este manifiesto no es una lista de buenas intenciones; es el código de honor que separa a los hombres ordinarios de aquellos que construyen legados.
Cada uno tomará responsabilidad total por sus actos: De su vida, sus decisiones y relaciones.
Los débiles buscan culpables. Los fuertes asumen el control absoluto de sus destinos. En esta hermandad, no existen víctimas—solo estrategas que aprenden de cada movimiento, exitoso o fallido.