Arthur culminaba un duro proceso de selección de cinco meses entrando por primera vez a la cabina principal de Radio Reloj. Eran las doce de la noche entonces. Minuto a minuto, la estación repetía la hora exacta, entre noticias y comentarios breves, a toda la población.
Lo esperaba el señor Levingstone, técnico principal de la estación quien pronto le indicó su zona de trabajo. Arthur ignoraba casi todo consejo, ensimismado ante aquella creación tecnológica. Sabía que era un pensamiento infantil, pero no pudo evitarlo, extrayendo su reloj digital y comparando luego ambas horas. Radio Reloj mostraría la hora, minuto y segundo exactos y su reloj personal lo confirmaría. Pero el resultado le asustó.
- “El anuncio… ¡está 3 minutos atrasado!.”
- “Lo sé, Arthur”, respondió el señor Levingstone dándole la espalda y caminando hacia la puerta. "Hace mucho que que conocemos el desfase, pero no podemos corregirlo. El tiempo debe ser anunciada cada minuto. Y cada anuncio debe ser exactamente un minuto adicional al a